LA CLAVE ESTÁ EN EL PERDÓN

                


A lo largo de la vida vamos enfrentando situaciones diversas y compartiendo con muchas personas: algunas pasan sin ser notadas y otras van dejando huellas en nuestras vidas. Unas se van muy pronto y otras se vuelven parte de nosotras y nunca más volvemos a ser las mismas.

En la convivencia y el trato con estas personas, muchas veces te han herido, con intención y a veces sin darse cuenta. Te sientes maltratada, humillada o decepcionada; piensas que lo diste todo pero no reconocen tu esfuerzo, por el contrario, parece que todo lo haces mal. El panorama es oscuro, y estás a punto de desmayarte, de tirar la toalla. Sufres, lloras y te lamentas, pero quien te ofendió sigue como si nada: contento, alegre y feliz como la canción vallenata. Sientes en tu interior un silencio muy escandaloso, ensordecedor, que te dice ¡basta ya!.

Es en este momento cuando debes hacer un ALTO. Llegó la hora de preguntarte: ¿que está mal?. Es el tiempo de actuar. No puedes continuar en este circulo vicioso.

Es tiempo de liberarte, pero la cuestión aquí es... ¿cómo lo hago?

Según mi criterio y experiencia se necesitan dos pasos:

1. Autoanalízate: esto no es más que mirarte por dentro, sin tapujos, para entender por qué y cómo haces las cosas, qué esperas de los demás y qué esperas de ti misma. Pregúntate, ¿cuál es tu mayor molestia?, ¿por qué te perturba tanto?

Ve despejando cada interrogante, uno por uno, y te darás cuenta de que haces las cosas no porque sean necesarias, sino por tratar de complacer a otros. También descubrirás que te exiges más de la cuenta y esperas el reconocimiento o validación externa; tal vez hasta aplausos por tu labor y te frustras al no obtenerlos. 

Por medio de este autoanálisis, podrás entender primeramente que la relación contigo misma es muy diferente a la relación que tienes con tu pareja, hijos, padres, hermanos o amigos. Separando cada una de ellas identificarás cómo te sientes con respecto a cada vinculo, y cómo no todos están en tu contra o hacen las cosas con el propósito de herirte. Sin embargo, también encontrarás casos de personas que se aprovechan de tu generosidad sin dar nada a cambio. Cada relación es diferente y tú decides cómo continuar. Pero, sin importar la decisión que tomes, no actúes sin ir antes al segundo paso:

2. Perdonar. El perdón es una decisión voluntaria y consciente, que nos libera de sentimientos negativos como el rencor, resentimiento, enojo, dolor, amargura, culpa y demás actitudes que tomamos en cada situación. Implica estar dispuestos a aceptar la responsabilidad de nuestros actos, comprendiendo que son opciones, no hechos objetivos. El perdón es liberador, pues perdonar es recordar sin dolor; y si el recuerdo aún te causa dolor, tu herida no ha sanado todavía. No te quedes en el sufrimiento, enfocate en lo que viene

Comienza por perdonarte por lo que hiciste, por lo que dejaste de hacer, por lo que otro te hizo y por no actuar. Reconcíliate contigo misma y te sentirás renovada. Este paso lleva su tiempo, necesitas de determinación y coraje. 

Cuando sientas que te has perdonado, continúa perdonando a los demás, porque perdonas por ti y por tu liberación, no por el otro. Ellos también tienen que hacer su propio proceso, perdonar no significa permitir que las cosas y la relación continúen igual; por el contrario, habrá que tomar distancia de algunas personas, de esas que restan en lugar de sumar.

A tu circulo más cercano con los que convives (padres, pareja e hijos), debes dejar claro que asumiste una nueva posición, que hay limites y que cada cual debe hacer lo que corresponde.

No puedes esperar que las cosas cambien de la noche a la mañana, pero poco a poco verás resultados. Con el perdón viene la calma y la paz. Mandas la culpa a volar

La Biblia nos habla del perdón: en Mateo 18, 22, Jesús nos dice que debemos perdonar setenta veces siete; esto en el judaísmo representa un número infinito. Recuerda, Dios nos perdona sin importar las veces que fallemos, y la oración poderosa que nos enseñó dice: "perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden".  

Para vivir en paz la clave está en el perdón.

Ámate sin miedo y sin restricciones



Escrito por Bertha Pallares      

                                            

 


Comentarios

  1. El perdón es fundamental, abre las puertas de la bendición en todas las áreas de la vida

    ResponderEliminar
  2. Debemos perdonar a todos nuestros semejantes y así amarnos sin restricciones.

    ResponderEliminar
  3. El final lo resume todo, he ahí la clave de nuestra vida plena y en paz con una misma y con el entorno que nos rodea, bendiciones Bertica, sigue escribiendo que eso nos ayuda a tod@s a seguir ad3lante.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

DIGNIDAD

QUIERES TRANSFORMAR TU VIDA. . CAMBIA TUS HÁBITOS